Una gorda en aprietos.

El día de hoy fui a mi primera clase de aquagym. Hacía muchos años que no me metía a una alberca y, lo más difícil, con traje de baño obligatorio. Digo, otras veces he estado en una alberca pero echando desmadre, con short o una playera encima, ahora fue diferente.

La diferencia comenzó desde el momento mismo de enfrentar la posibilidad de tomar la dichosa clase, después se complicó al tener que buscar la opción del traje. Necesitaba algo que disimulara un poco las lonjas y su gelatinosidad... Pero no, gente, un traje de baño deportivo no permite ocultar nada, por el contrario, exhibe y define todas y cada una de nuestras redondeces... ¡Puta madre!

Elegí uno de 'pierna larga', ya era demasiado tener que usar traje de baño como para, todavía, andar enseñando las nalgas y esa horrible 'lonjita' que se hace en la parte interna superior del muslo... Pero, lo más más difícil: probármelo.

Entré al probador con un par de opciones y un chingo de complejos. Solo me medí uno, el que se veía más grande y me quedó, creo que cómodamente... Aunque, lo confieso, sudé como marrano en cacerola durante el proceso... Finalmente dejé de tener pretextos para entrar a la alberca y me dediqué, como buena gorda simpática, a hacer bromas al respecto... Que si iba a parecer luchador grecorromano, que si se vaciaba la alberca cuando yo entrara no me hacía responsable, etcétera, etcétera...

Hoy usé un traje de baño, hoy aprendí una lección: con traje, sin él, con seguridad o con complejos; a los demás les vale pito mi gordura, nadie se sorprenderá de lo que hay debajo de mi ropa porque no es distinto de lo que se ve por encima, el mundo sigue girando a pesar de mis traumas y yo, señoras y señores, seguiré rodando junto con él. Oh sí!

Lau, la gorda.

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