Ni una más.

Esta nota, después de tantísimo tiempo de ausencia, es solo para decirle (de manera simbólica) al hijo de puta que me preguntó si estaba embarazada, que no, que esto se llama gordura y que, finalmente, qué chingados le importa...

Después de 35 años de ser gorda, no mamar, es la primera vez que me enfrento a esta situación y, chicas, se siente culero... Porque, en primera, ¿quién le da derecho a la gente de suponer equis o ye a partir de la apariencia de alguien más? Es como si le pregunto a una súper flaca, después de comer: y qué, ¿ahora vas a ir a vomitar?

¡NO SEAN MAMONES, POR PIEDAD!

Esa forma que tenemos, porque a veces también caigo en el error, de juzgar, de suponer e incluso de externar lo que pasa por mi cabeza sin detenerme a pensar si la estaré cagando o no, está muy mal. No lo hagan, por favor.

*   *   *   *

Comencé a ir al gimnasio, no por lo que les acabo de contar, en realidad lo hice por un tema estricto de salud pero, no miento si les digo que se trata también de un enésimo intento por bajar unos kilos y, acaso, no volver a pasar por la incomodidad de tener que hacer jeta de 'qué puto pendejo eres', cuando algún incauto(a) se atreva a hacer suposiciones a partir de cómo me veo. ¡Putos todos!

Lau, la gorda.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La belleza cuesta.

Una gorda en aprietos.

Una pinche torta de milanesa.